Cada año, la ganadería genera millones de toneladas de desechos que, al no ser convenientemente tratados, contaminan acuíferos, provocan enfermedades, y contribuyen al calentamiento global, dada su alta concentración de gas metano. Para solucionar este problema, los emprendedores mexicanos Alexander Eaton y Camilo Pagés crearon en 2010 Sistema Biobolsa, una empresa pionera que ya ha instalado más de 3.500 biodigestores en América Latina.
Los biodigestores son unos dispositivos que permiten convertir el estiércol en un potente fertilizante orgánico y en biogás, una fuente de energía renovable que se usa para producir electricidad. Gracias a ellos, las granjas pueden obtener energía limpia fácilmente y generar sus propios fertilizantes sin dañar el medio ambiente. El biogás sirve además para sustituir la leña en cocinas y salones, reduciendo la deforestación y el riesgo de enfermedades respiratorias en hogares. Con el dinero ahorrado, los ganaderos pueden modernizar sus sistemas de producción, ofrecer mejores condiciones a sus trabajadores y estimular las economías locales.
Sistema Biobolsa se ha convertido en uno de los principales difusores de esta tecnología en América Latina. Sus biodigestores han procesado 5,5 millones de toneladas de desechos y generado unos de 16,5 millones de m3 de biogás, beneficiando de manera directa a más de 22.000 personas. Para facilitar la implantación de los biodigestores en zonas empobrecidas, Sistema Biobolsa se ha unido a KIVA, una empresa que ofrece micro-financiación a ganaderos y agricultores de pocos recursos.
El modelo de negocio de Sistema Biobolsa es rentable y exitoso. Tanto, que en los últimos años ha recibido varios premios y ha empezado a expandirse a nuevos mercados en África y Asia. El beneficio financiero es fundamental, pero para esta empresa el verdadero objetivo es otro: disminuir la contaminación en las zonas rurales, combatir el calentamiento global, y ayudar a los pequeños y medianos agricultores a crear una economía más sostenible.