El Cuarto Sector es un nuevo espacio económico que emerge de la intersección de los tres sectores tradicionales (público, privado, y no gubernamental). En él se inscriben todas aquellas empresas y modelos de negocio que desean lograr el éxito financiero al tiempo que contribuyen a la creación de una economía más próspera, justa y sostenible.
¿Por qué necesitamos un Cuarto Sector?
La última década ha evidenciado que nuestros sistemas económicos y modelos organizativos necesitan actualizarse. Son modelos que nacieron en el siglo XIX, en una época en la que los recursos naturales parecían ilimitados, el cambio climático aún no había sido identificado, los derechos humanos eran reconocidos por pocos, y la globalización apenas daba sus primeros pasos. Estas miopías nos han conducido a la difícil encrucijada en la que nos encontramos ahora. El capitalismo moderno ha producido prosperidad sin precedentes, sacando de la pobreza y mejorando la calidad de vida de miles de millones de personas. Pero, al mismo tiempo, ha creado los desafíos económicos, sociales y medioambientales más acuciantes y complejos de nuestra historia reciente.
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), impulsados por las Naciones Unidas, marcan una buena hoja de ruta para quienes quieren garantizar el futuro de nuestro planeta. Contemplan 169 metas recogidas en 17 objetivos generales, diseñados para proteger el medioambiente y garantizar el bienestar de todos los habitantes. Gobiernos y ONGs de 194 países se han comprometido a trabajar en ellos. Sin embargo, varios estudios demuestran que los esfuerzos de estos actores no serán suficientes.
Si queremos alcanzar los ODS para el 2030, la forma en que opera el sector privado tiene que cambiar drásticamente, implementando reformas que vayan mucho más allá de tendencias como la Responsabilidad Social Corporativa. Hay que actualizar nuestros sistemas económicos y modelos organizativos, y crear una nueva arquitectura financiera en la que las empresas produzcan beneficios económicos, sociales y medioambientales, sin generar las externalidades negativas que vemos en las empresas tradicionales.
La oportunidad
Es probable que esto suene a utopía remota para muchos. Pero la buena noticia es que esta transformación ya está en curso, y tenemos la oportunidad de aumentar su velocidad y su escala. La llegada del nuevo milenio fue acompañada por la proliferación de una serie de movimientos e instituciones lideradas por emprendedores, consumidores y activistas que desafían el statu quo, exigiendo nuevos estándares y modelos organizacionales, y reinventando el papel que las empresas desempeñan en la sociedad. Algunos de estos movimientos son:
- Economía Circular y Compartida
- Capitalismo responsable
- Financiamiento Comunitario
- Innovación Cívica y Social
- Comercio justo
- Inversión de Impacto Social
- Empresas inclusivas
- Filantropía de riesgo
- Capitalismo natural
- Financiamiento combinado
El cambio de mentalidad ha propiciado a su vez la aparición de nuevas organizaciones híbridas y modelos de negocio que aspiran a alcanzar la rentabilidad, al tiempo que contribuyen a resolver algunos de los grandes retos sociales, económicos y medioambientales de nuestro tiempo. Estas organizaciones presentan una gran variedad de formas (corporaciones B, cooperativas, empresas sociales y sostenibles, empresas cívicas, etc.), pero todas comparten el mismo modus operandi: como las empresas tradicionales, generan ingresos y buscan la rentabilidad en sus actividades comerciales. Sin embargo, al igual que gobiernos y organizaciones sin ánimo de lucro, su objetivo principal es tener un impacto positivo en el mundo, al tiempo que eliminan o reducen al mínimo las externalidades negativas.
El reto
Estas nuevas formas empresariales han crecido aceleradamente en la última década, al punto de representar ya en torno al 10% del Producto Interno Bruto (PIB) total de Europa y los Estados Unidos. Desafortunadamente, este crecimiento no basta para reconducir el sistema económico hacia formas más justas y sostenibles de consumo y producción. Tampoco es suficiente para alcanzar los ODS, especialmente en regiones como América Latina, donde el peso de las empresas sociales es aún muy limitado.
Varios factores explican esta situación: la falta de coordinación entre las propuestas de cambio, la resistencia de las industrias tradicionales y, muy especialmente, la rigidez del sistema actual. Una vez incubadas y constituidas, las empresas B se ven obligadas a competir en un sector privado que no ha sido diseñado para ellas, sino para grandes corporaciones con fines de lucro, que se guían por objetivos y principios muy diferentes a los suyos. Esto limita su capacidad de crecer y tener más impacto.
Nuestra solución
Para solucionar este problema, necesitamos crear un nuevo ecosistema que se adapte a las características únicas de las empresas sociales y las ayude a crecer sin tener que renunciar a sus valores y a su voluntad de impacto social; de la misma manera en que creamos el tercer sector para las organizaciones no gubernamentales, a partir de los años sesenta.
A este ecosistema le llamamos “el Cuarto Sector”; un nuevo espacio económico que unirá y fortalecerá a todas esas empresas híbridas y nuevos modelos de negocio que están proliferando en la intersección de los tres sectores tradicionales.
Para crear el Cuarto Sector y liberar todo el potencial que encierran los mercados para resolver los apremiantes desafíos sociales y ambientales de nuestro tiempo, será necesario desarrollar un ecosistema propicio y cohesionado que facilite el crecimiento de las empresas sociales en todo el mundo.
Rebeca Grynspan
Crear este nuevo ecosistema implica hacer varias cosas:
- Reformas Políticas. Las empresas B carecen de un marco normativo propio, por lo que se ven obligadas a ajustarse a las disposiciones del sector privado o del sector no gubernamental. Para evitar las numerosas duplicidades y desventajas que esto conlleva, se hace necesario crear un nuevo marco regulatorio específico para el Cuarto Sector, que contemple formas jurídicas, regímenes fiscales, y sistemas de medición y rendición de cuentas apropiados.
- Nuevos Mercados Financieros. Los canales tradicionales de financiación no funcionan para el Cuarto Sector. Se necesitan nuevos fondos de inversión, instrumentos e instituciones que midan el rendimiento de una empresa no solo en base a sus resultados financieros, sino también a sus contribuciones sociales y medioambientales.
- Investigación y Comprensión. Las Universidades, los centros de investigación y los grupos de expertos deben integrar las ideas, los principios y las realidades del Cuarto Sector en sus planes de estudios y agendas de trabajo para expandir nuestra comprensión del Cuarto Sector y su ecosistema.
- Métricas e Instrumentos de Evaluación. Hay que crear nuevas métricas e instrumentos de control que nos permitan medir con precisión el valor social y medioambiental que generan las empresas del Cuarto Sector. De igual modo, necesitamos diseñar protocolos que eviten el fraude y faciliten la transparencia y rendición de cuentas de estas empresas.
- Calificación y Certificación. Una vez creados los nuevos protocolos y métricas de generación de valor, habrá que usarlos para diseñar sistemas de calificación y certificación que permitan a inversores y consumidores comparar y reconocer el rendimiento y las contribuciones de las empresas sociales.
- Asistencia Técnica. Los emprendedores sociales necesitarán asistencia legal, contable, estratégica, tecnológica y publicitaria de profesionales debidamente cualificados y familiarizados con los nuevos marcos regulatorios, sistemas de inversión, y hábitos de consumo del Cuarto Sector.
- Educación y Formación. Necesitamos que las instituciones educativas formen a las nuevas generaciones en las virtudes, retos y oportunidades que ofrece el Cuarto Sector, desarrollando una oferta formativa actualizada y estandarizada que satisfaga la creciente demanda que existe por este tipo de conocimientos.
- Canales de marketing y Comunicación. Las empresas del Cuarto Sector necesitan que sus clientes entiendan el valor de las contribuciones sociales y medioambientales que estas aportan, y que puedan distinguirlas fácilmente de aquellas empresas que son menos sinceras y efectivas. Esto requiere de un mercadeo especializado y de nuevos canales de comunicación.
- Cultura. Para que el Cuarto Sector prospere, es necesario que los cambios regulatorios y financieros vayan acompañados por un amplio cambio de mentalidad. La sociedad tiene que superar la vieja dicotomía según la cual el sector privado debe centrarse únicamente en generar riqueza, mientras que los gobiernos y las ONGs lidian con sus externalidades negativas y se encargan de proveer servicios sociales y medioambientales. De igual modo, los emprendedores y empresarios deben comprender que es posible alcanzar el éxito financiero mediante modelos de negocio más responsables y solidarios.
- Conexión y Representación. Se necesitan nuevas asociaciones, sindicatos, y grupos de presión que aglutinen y representen a las entidades del Cuarto Sector. Estas redes son imprescindibles si se quiere impulsar cambios en la regulación, crear visibilidad y proteger los intereses del ecosistema.